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Tu cuerpo no habla en palabras, habla en sensaciones

Hay algo que quiero que entiendas hoy, sin vueltas: tu cuerpo no te está fallando.
Tu cuerpo está intentando orientarte.

El problema es que a la mayoría nos enseñaron a vivir el cuerpo como un objeto: se usa, se empuja, se exige, se “arregla”. Y cuando aparece una señal (cansancio, deseo bajo, incomodidad), nos ponemos en modo “¿qué me pasa?”. Como si el cuerpo fuera un chabón caprichoso que te cambia el humor sin avisarte.

Pero el cuerpo tiene un idioma. Y ese idioma son las sensaciones.

Y cuando aprendés a leer ese idioma, se te ordena algo enorme: empezás a tomar decisiones más coherentes con vos.

Señales no es lo mismo que “síntomas para ignorar”

Antes de entrar en profundidad: si hay dolor fuerte, síntomas persistentes o algo que te asusta, consultá a un profesional de la salud. Esto no reemplaza una consulta médica.

Ahora sí: además de lo clínico, existe otro plano —igual de real— que es el plano emocional, mental y energético. Y ahí es donde el cuerpo se vuelve una brújula: no para confundirte, sino para guiarte.

En mi enfoque, la sexualidad no es solo “genitalidad” o “lo biológico”. Es una experiencia integral: cómo se siente, cómo se cultiva y cómo se usa la energía sexual.
Y cuando no entendemos esa integralidad, nos quedamos en la superficie, sin palabras y sin recursos para lo más importante: lo que pasa adentro.

Vamos con tres señales muy comunes.

1) Cansancio: cuando tu cuerpo está sosteniendo de más

El cansancio frecuente no siempre se resuelve durmiendo más. A veces, el cuerpo está sosteniendo una carga invisible:

  • emociones no expresadas

  • autoexigencia crónica

  • estrés acumulado (el famoso “tengo que poder con todo”)

Traducción corporal: “No me da más el sistema. Necesito regulación, no empuje”.

Preguntas para leer el mensaje (sin chamuyo)

  • ¿Qué estoy sosteniendo sola hace demasiado?

  • ¿Qué emoción estoy tapando para seguir funcionando?

  • ¿Qué parte de mi vida está en modo “aguantar”?

Micro práctica (3 minutos)

Probá una mini pausa de respiración consciente (o una visualización corta). Estas prácticas se usan justamente para estrés y agotamiento.
No es “relajación estética”. Es fisiología: bajar el estado de alerta para que el cuerpo vuelva a tener energía disponible.

2) Deseo bajo: no es un fallo, es un termómetro interno

El deseo cambia. Punto.
Y muchas veces baja cuando tu sistema está en:

  • estrés

  • poco descanso

  • desconexión emocional

  • hipercontrol mental

Tu deseo no es un botón que apretás. Es un resultado: de tu energía disponible, de tu seguridad interna, de tu presencia.

En el trabajo integral, esto es clave: comprender el impulso sexual cambia el juego, porque dejás de pelearte con lo que sentís y aprendés a canalizarlo con conciencia.

Señal típica

“No tengo ganas” muchas veces significa:
“Estoy desconectada de mi cuerpo”.

Preguntas para volver al eje

  • ¿Estoy descansando de verdad o solo me desplomo?

  • ¿Mi cabeza está prendida 24/7?

  • ¿Me estoy dando contacto emocional real o solo logística?

Micro práctica (cuerpo primero, mente después)

Un ejercicio suave de presencia (escaneo corporal + respiración) y listo. Lo importante no es “hacer algo perfecto”. Es volver a habitarte.

3) Incomodidad: cuando estás cruzando un límite propio

La incomodidad corporal suele aparecer cuando:

  • te pasás de tus límites

  • ignorás una necesidad básica (pausa, alimento, agua, descanso)

  • estás diciendo “sí” con la boca y “no” con el cuerpo

Tu cuerpo no negocia con la careta. Si vos te traicionás, él avisa.

Y esto se conecta con algo grande: muchos crecimos en culturas donde la sexualidad fue tabú, y eso dejó un patrón de silencio e incomodidad.
Romper ese patrón es parte del camino: la sexualidad como pulso vital, natural, y no como tema prohibido.

Preguntas para leer el límite

  • ¿Qué parte mía estoy ignorando para “encajar”?

  • ¿Dónde me estoy exigiendo más de lo que puedo?

  • ¿Qué necesito pedir (o cortar) hoy?

Micro práctica (volver al centro)

Una pausa + una decisión chiquita coherente.
Ejemplo: “Hoy me digo la verdad en una conversación”. O “Hoy no me paso por arriba”.

El cuerpo como guía: lo que cambia cuando aprendés el idioma

Cuando empezás a interpretar estas señales, pasa algo hermoso:
dejás de vivir en modo “arreglo” y empezás a vivir en modo orientación.

Y esto no es solo para vos. Porque la educación sexual real —la que deja huella— empieza en casa, con adultos que pueden habitar su propio cuerpo y su propia verdad.

Por eso mi trabajo no se queda en datos: te da palabras y sensaciones adecuadas para comprender la sexualidad en todos sus niveles: físico, emocional, mental y energético.

Si querés, podés empezar por lo más simple:
hacé el test gratuito y descubrí qué mensaje te está dando tu cuerpo. lo encontrás en nuestra página.

www.melinahollman.com


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