El deseo como brújula sagrada: volver al cuerpo, volver a ti

Hubo un tiempo en que asocié el deseo con algo que debía controlar. Me enseñaron que era un riesgo, una amenaza, una distracción. Pero con los años, comprendí que el deseo no es enemigo de la luz, sino uno de sus caminos. Hoy sé que el deseo es brújula: un mapa íntimo que me guía hacia lo que mi alma anhela.

Este artículo es una invitación a mirar el deseo con nuevos ojos: como una energía sagrada, creativa y vital que puede ayudarte a reconectar contigo misma.

1. El deseo no es solo sexual, es existencial

Deseamos vivir con sentido, desear es reconocer lo que nos mueve, lo que nos enciende. El deseo no nace en la mente, sino en el cuerpo. Es la energía de la creación.

2. El deseo está profundamente vinculado al placer y la risa

El deseo florece en espacios donde hay ternura, gozo, espontaneidad. Cuando reímos, cuando bailamos, cuando jugamos, el cuerpo se relaja y el deseo despierta sin culpa.

3. El deseo es una construcción: podemos reeducarlo

Muchas hemos aprendido a desear desde el deber o la mirada ajena. Pero podemos volver a habitar nuestro deseo desde la libertad, el placer y la autoexploración consciente.

Tómate 10 minutos para preguntarte:

¿Qué deseo hoy profundamente?
¿Es mío o lo heredé?
¿Cómo se siente ese deseo en mi cuerpo?

Escríbelo. Sin filtros. Solo para ti.

El deseo no necesita ser juzgado ni reprimido. Solo necesita espacio, escucha y ternura.
💫 Si este artículo resonó contigo, compártelo con una hermana, o déjame tu sentir en los comentarios. Me encantará leerte.

Mel


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Melina Hollman | Espiritualmente Sexual
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